14/9/09

Entrevista a Fernando Orrego: Opus Dey y Darwinista

Este cientifico, del cual tenia nula idea de su existencia, fue entrevistado recientemente por revista "que pasa" acerca de Dios, las creencias, darwin, lo mistico, lo logico, lo cientifico y de la iglesia.

Esta interesante la entrevista... extraigo un poco de lo que me intereso:


La creación del creador

-Como científico, debe regirse por lógicas que tienen que ver con causas y efectos, por la replicabilidad de experimentos para testear hipótesis, siguiendo un método riguroso que se basa en evidencias empíricas. Luego publica sus resultados y es evaluado por sus colegas según la relación que existe entre sus conclusiones y lo que realmente pudo probar en el laboratorio. En este contexto, ¿cómo puede abrazar esta idea de Dios que acaba de exponer y declamarla como verdadera sin exigir pruebas?
-Es cierto que a Dios se lo conoce a través de sus efectos. En la naturaleza hay muchas realidades que requieren explicación, y en parte a eso se ha orientado mi estudio de la Teoría de la Evolución. Y más recientemente estoy metido en el estudio del origen de la vida. Me invitaron hace dos años a un debate en la Universidad de Chile, sobre el origen de la vida. Muchos pensaron que me iba a meter en el libro del Génesis o algo así, y asumí el desafío como científico. Hay una enorme cantidad de conocimiento en las últimas décadas, sobre astrofísica, geología, el origen de la Tierra. Uno se da cuenta de que en el universo hay un proceso, una secuencia de eventos coordinados, donde si un evento falta, toda la cadena deja de existir. Investigando científicamente estos hechos, uno se da cuenta de que hay una inteligencia, o como dijo Einstein, una causalidad inteligente. A pesar de que hay fenómenos naturales, espontáneos, todos ellos se enmarcan en el contexto de un proceso creado.

-¿Cómo se puede percibir la dinámica del fenómeno natural, de los hechos frutos del azar y las probabilidades, como contenidos dentro de un marco superior que alguien diseñó de esa forma?
-Durante 17 años hice un curso sobre el origen de los seres vivos y ponía a mis alumnos ante la siguiente situación. Si uno tiene dos vasos de precipitados. Uno con cloruro de potasio. El otro con ácido perclórico. Se echa el perclórico sobre el cloruro de potasio y se comienza a formar un precipitado de perclorato de potasio, blanco amarillento, muy visible, y el precipitado comienza a crecer hasta hacerse indisoluble y baja hasta el fondo del vaso. Todo ese proceso va ocurriendo espontáneamente. Pero si miras la perspectiva más grande, yo lo induje, porque mezclé conscientemente los dos líquidos. Eso pienso que pasó en la creación: hay una situación inducida de la que se derivan procesos espontáneos, que se rigen por causas naturales.

-Bueno, ahí llegamos al meollo del asunto. ¿Quién crea al creador?
-Nadie. Eso es la aseidad, la existencia por sí mismo.

-Podemos discutir si la existencia de Dios es o no es un problema de fe, pero supongo que convendremos en que definitivamente no es una verdad científica. Creyentes y no creyentes pueden transitar juntos el camino de las explicaciones científicas, hasta que en un punto, para explicarse el primer movimiento, el científico estricto sólo puede establecer hipótesis, que por ahora no puede probar, mientras que el creyente va más allá: hace un salto de fe y decreta la verdad de un Dios que se creó a sí mismo.
-Ese salto no es de fe. Es de razón filosófica. La naturaleza tiene sus leyes que son las que estudiamos los científicos. Esas leyes dependen de la existencia de los elementos naturales. Antes de ellos no puede haber leyes naturales ni naturaleza. Por eso la creación es un salto infinito, que sólo una potencia infinita lo puede dar. Los científicos llegamos hasta donde nos permiten las leyes naturales, más allá no nos sirven, porque no hay naturaleza antes de la creación. Para imaginar ese estado prenatural se debe pensar en términos filosóficos, no en los del método científico.

-¿Usted cree que los órganos más complejos, un ojo, el ala de una mariposa, el sistema nervioso, no pueden haber sido el fruto de la selección natural?
-Por cierto que creo en la selección natural y su capacidad de haber creado productos complejísimos como ésos. La selección natural es una de las fuerzas más poderosas presentes en la naturaleza. Y se refiere no solamente a los seres vivientes, sino abarca todo el universo, desde la formación de las primeras partículas elementales hasta la evolución de las estrellas y todo lo demás. Pero esa fuerza está dentro del universo y está regida por él. Yo he dicho que la selección natural es como las manos de Dios, que van moldeando el universo, pero desde adentro, desde su propia constitución. Y así va naciendo la vida, y sus estructuras más complejas, algunas que todavía ni conocemos y que pueden ser maravillosas. Eso es lo que plantea Darwin, que esta idea de la naturaleza que va originando esta enorme multiplicidad de seres y estructuras es una idea mucho más rica que la que había antes y que también era científica, llamada creacionismo, que concebía que todas las especies venían iguales desde el momento de la creación. Ésa era la idea de las ciencias entonces. Darwin trae una idea mucho más rica que la dominante. Y tenía toda la razón.

-¿Hasta dónde cree usted que los seguidores de la ciencia y los creyentes católicos pueden durar recorriendo juntos los descubrimientos científicos antes de encontrar puntos de quiebre definitivos?
-Eso lo resolvió el Papa Pío XII en una encíclica muy notable que se llama Humani Generis. Trata sobre el origen del género humano. Él dice que no hay ningún inconveniente de estudiar las ideas evolucionistas, pero en lo relacionado al hombre hay dos puntos intransables en lo que se refiere a la doctrina católica: uno es el monogenismo, que apunta a que todo el género humano tuvo un origen único. El otro establece que cada alma es creada directamente por Dios. Esos dos puntos son intransables y no los puede cambiar nadie. Ahora lo del monogenismo es muy interesante, porque si no hubiera origen único, no habría pecado universal. Habría pecado parcial, no más. Pero la biología molecular ha hecho genealogía, basada en las ideas de homologías de Darwin, donde mientras más cercano el parentesco, más parecidas son sus estructuras. Esto se ha llevado a nivel de genes, y se ha desarrollado un estudio genético de todas las poblaciones humanas, donde se ha visto que todas convergen hacia un lugar común. Y que hay un origen único, demostrado por la biología molecular. Respecto al alma, eso por supuesto está fuera del terreno de la ciencia.

El juego de la libertad

-Usted se admira de lo cariñoso que es Dios. ¿Por qué? Mirando la naturaleza y la historia humana, plena de monumentales matanzas, pestes, abusos y egoísmos, uno podría concluir que, de haber un Dios, a lo menos su bondad, si la tiene, está muy escondida, o muy mal distribuida.
-Creo en la experiencia personal de los santos, en su contacto con Dios y en sus testimonios de que se trata de alguien muy cariñoso. Esas palabras de San Pablo, de que "ni el ojo vio, ni el oído oyó lo que Dios tiene preparado a quienes lo aman" habla de una riqueza de cariño y amor.

-Aquí sí que nos pegamos un salto gigantesco fuera de la carretera científica que estábamos transitando…
-Por supuesto. Me salí totalmente de la ciencia y entramos en la mística, nada que ver. El mal que existe lo producimos nosotros. ¿Cómo Dios va a haber querido que un malhechor, enfermo de sida, viole a otro ser humano? Eso es maldad humana. Es apartarse del plan del creador.

-Pero eso se contradice con la idea de un ser omnipotente, que todo lo puede, y omnipresente, que todo lo sabe. Si es así, creó la maldad humana, la puso en medio de los hombres y forjó -sabiendo lo que ocurriría- el acto criminal a que usted hace mención.
-Es que la omnipotencia se suspende por respeto a la libertad humana. Ése es el problema.

-¿Qué clase de valor tiene para este Dios la libertad humana, que en su honor suspende su poder y su conocimiento, corriéndose el riesgo de que el ejercicio de esta libertad tan notable termine con la creación y produzca el exterminio de las especies? No parece un regalo muy generoso.
-Dios pudo haber creado robots o monos, pero si quería recibir el amor de un ser humano tenía que crearlo libre, porque el amor sin libertad no existe. Ése es el juego de la libertad que Dios respeta. Dios no se puede meter con un gallo que está a punto de cometer una burrada y darle un par de cachetazos. Eso terminaría con la creación del hombre.

-Desde ese punto de vista, ¿cómo ve usted las coincidencias que se estiman milagrosas o providenciales? Parejas que evitaron tomar el avión de Air France a último minuto y se salvaron; personas que empujaron cambios de pasajes hasta conseguir entrar al vuelo y murieron. Si la libertad es la que prima en la conducta humana y no la omnipotencia de Dios, ésas serían sólo coincidencias, accidentes impulsados por ignoradas reglas del azar.
-Eso no lo sé. La providencia de Dios es muy especial y tiene un proyecto para cada ser humano, que incluye responder a un designio divino, a ser llamado en un determinado momento para presentarse ante Dios.

-¿Usted cree de verdad en eso?…
-Más que creer, lo sé.

-¿Cómo lo puede saber?
-Por la muerte de uno de nuestros hijos.

-¿Cómo fue aquello, doctor?
-No te lo voy a decir. Sí te voy a contar que en esa situación hubo una sucesión de cosas que no fueron fruto del azar. Hubo un llamado, que se concretó con la muerte de este niño. Ésa es mi convicción, pero en este tema no quiero ahondar, porque me da pena.